Noelia,
6º de Primaria.
La gente se empujaba al borde de la acera. Todo el mundo quería ver los disfraces del carnaval de este año. Las murgas pasaban en un desfile interminable. La gente con abrigos, gorros, bufandas y guantes intentaba meterse entre las personas para conseguir ver mejor. Todos los niños (y los no tan niños) estaban disfrazados de sus personajes o animales preferidos. No cabía ni un mosquito. La calle estaba hasta arriba. Los más afortunados veían el desfile desde sus pisos; pero la mayoría teníamos que conformarnos, ni más ni menos, con verlo con los pies en la tierra.
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