Juan Carlos Docio,
6º de Primaria
Un sueño sin e
La barca hacia alta mar nos conducía, zozobrando y zozobrando cuando las olas la abatían. Ocho horas íbamos dando tumbos. Mi corazón casi para, cuando divisamos a un tiburón. Mis ojos miraban y miraban más sólo al tiburón captaban. ¡Gran pavor nos invadía!
.
- ¿Pasará aún algo más doloroso?
Mis camaradas gritaban. Yo, moría. Por fortuna sólo un mal soñar vivía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario