20 diciembre, 2007

Almudena Salvatierra Castro,
6º de Primaria.

El monje, que se encargaba de las ciencias, salió de su habitación y regresó a aquella sala donde había dejado al copista escribiendo la última vez que pasó por allí. Sin embargo, ahora estaba muerto sobre el libro y avisó al guardia que acudió velozmente a la sala.
Lo publicaron todos los periódicos. Estaban impacientes por saber si había sido un asesinato. Y en ese caso, si había muerto envenenado.
Nadie sabía nada. Todos aguardaban más información. El célebre científico cada vez juntaba más pruebas. No paraba de trabajar. Al final, una mañana descubrió lo que había pasado: alguien había puesto veneno en la bebida.

Había sido otro monje del monasterio que estaba hipnotizado.

No hay comentarios: