20 diciembre, 2007

Raquel García Cancho,
6º de Primaria.

Intentaba buscar la siguiente calle, entre la niebla. Iba con mucho cuidado. No quería tropezar con una piedra y caer al suelo. Comenzaba a hacerse de noche. Cada vez había más farolas apagadas y estaba más oscuro. Una ráfaga de viento apagó las que quedaban. Una sombra se aproximaba. Cuanto más se acercaba, más miedo tenía. Cuando llegó hasta mí, comprobé que se trataba del farolero. Había venido a encender las luces.
Se me quitó el miedo. Hasta la niebla iba cesando. Me dirigí al orfanato. De vez en cuando, visitaba a los niños de allí. Les conté mi aterradora historia, les di unas pesetillas y me fui. Al salir, iba pensando: "Esto de venir con tanta niebla es muy..."

En ese momento choqué contra algo y grité:

- ¡Ahhh! ¿Pero todavía está usted aquí?

- Sí. ¿Me da una cerilla? -dijo el farolero.

"Menuda noche", continué pensando sin cesar mientras salía del pueblo.

2 comentarios:

Rosalía dijo...

Hola. Tu texto es original, no esta nada mal. Nos ha gustado mucho.
Para Rakel.
Marta y Laura

paula dijo...

bueno rachel e visto este texto y tambien me ha gustado, y como tienes otro comentario de lawi y marti pues yo tambien te escribo y asi estamos todas bueno adios paula